Gustavo Sánchez /Escuela de Periodismo Carlos Septién García/ 6°B
Cuando murió su madre, Mariana Sánchez decidió no salir por varios días a la calle. No tenía ánimo. No tenía un porqué. Fue hasta que Valentino, uno de sus mejores amigos, le regaló una bicicleta, cuando juntos recorrieron varias de las calles de la colonia Nueva Santamaría, en Azcapotzalco, hace ya seis años.
Meses después, cuando las bicicletas ya podían ser ingresadas al Sistema de Transporte Colectivo Metro, Mariana conoció a la organización de “Bicitekas”, en la estación Ciudad Universitaria. Ahí, la invitaron a ser parte de. Y hoy por hoy es coordinadora de la casa “Biciteka”, dentro de la “Central del Pueblo”, ubicada en República de Nicaragua 15, Centro Histórico de la Ciudad de México.
La organización de ciclistas, cuenta Mariana, inició en el año 2000 y, desde ese entonces, se han logrado varios cambios a favor de los ciclistas en esta ciudad. Su objetivo, dice, es que los capitalinos volteen a ver la bici como una opción. Aunque, acepta, se corren riesgos.
-Si tuvieras tres opciones, A, B, y C, carro, Metro, bici, ¿por qué elegir la tercera?-, le pregunto, mientras sus compañeros de la organización preparan un taller mecánico.
-La bici porque es económica, saludable e independiente- responde, a botepronto. Sin dudar.
Mariana hace un comparativo del tiempo que la gente tarda en llegar a su destino tanto en bici como en carro. Asegura que la bicicleta sí es una opción pues ocho kilómetros se recorren en media hora, prácticamente lo mismo que en un automóvil que, para variar, se atora en varios puntos de tránsito en esta conflictiva ciudad. Eso sí, acepta, si se trata de trasladarse a más de 20 kilómetros en esta jungla de concreto, andar en dos ruedas deja de ser una opción.
Andar en bici, como sea. Foto tomada del blog de Mariana.
La coordinadora de la casa Biciteka asegura que el propósito de la organización es promover el ciclismo urbano, un “sí se puede” andar en bici, pese a los peligros y a pesar de los automovilistas encolerizados que, a la primera de cambio, o a la primer vuelta a la derecha, descargan su furia contra el ciclista que se les atraviese en su carril confinado.
“Nuestro lema lo deja claro: Por ciudades más humanas”, puntualiza. Y es eso, dice, lo que queremos. Una convivencia sana. Que se cree una cultura. Que compartan el espacio los automovilistas, los peatones y los ciclistas. Que se mejore la calidad de vida. Se puede, reafirma Mariana.
Ya se le hicieron modificaciones al reglamento de tránsito, ya hay un día especial para el paseo ciclista, ya tienen su propio carril en la principal avenida del DF, Paseo de la Reforma, ya recorren varios puntos de la ciudad cada miércoles. Hay avances, pero falta mucho.
Actualmente, Bicitekas da cursos a estudiantes de La Salle, porque, dice Mariana, es el momento de incidir en jóvenes universitarios. Ganarle a esa necesidad de tener un carro.
“Yo tengo muchas amigas de izquierda y, cuando me metí en esto, recuerdo que me platicaban de Chiapas… pero fue aquí donde encontré una manera de revolucionar, de cambiar la ciudad… me dije a mí misma: yo no necesito irme de revolucionaria a Chiapas, prefiero hacer una revolución en donde vivo todos los días", indica Mariana.
Paseo en bici, los domingos en la Ciudad. Foto: La Jornada
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